Que siempre no.
Los acuerdos son para acatarse, no para maltratarse.
La presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco en un arrebato sumergido en la autonomía del 115 constitucional, desconoce el acuerdo realizado con el gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta para hacer los cambios y las transformaciones en las estrategias de seguridad pública en la capital del Estado.
En primera instancia, sabemos que uno de esos convenios era la salida de Lourdes Rosales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y no se cumplió.
El tema puesto en la mesa por el gobernador del estado, fue que su relevo sería, Carla Morales Aguilar, situación que tampoco se dio.
Todos sabemos que Carla Morales fue recomendada por Ardelio Vargas Fosado.
Podemos plasmar que el cambio es forma, el fondo, es dar ya los resultados adecuados en materia de seguridad pública, no sólo en la capital poblana, sino en los 216 municipios restantes.
Una sociedad que pide, suplica a sus autoridades ponerse de acuerdo para dotarlos de seguridad, comienza a desesperarse. Mientras que las autoridades no terminan de pelearse.
Todos los extractos sociales necesitan seguridad en su hogar, en las calles, en la oficina, en la escuela, en su automóvil, no autoridades divididas, que cada una vaya por sus propias estrategias y con sus propios amigos.
La cooperación estatal en materia de seguridad no debe ser de manera arrebatada y mucho menos una lucha de fuerzas entre las autoridades.
Los enemigos de la sociedad y las autoridades como la delincuencia organizada, asaltantes, violadores y ladrones, están afuera, vayan por ellos.
El gobernador del estado, anunció que la policía de la capital poblana, se encuentra infiltrada por la delincuencia.
No son con señalamientos, sino con acciones como se combate la inseguridad.
No es rompiendo acuerdos en materia de seguridad como se combate a la delincuencia.
Autoridades estatales y municipales, en verdad, en materia de seguridad en nuestra Puebla, trabajemos unidos.
Que la inseguridad no nos rebase por la derecha.
Pongámonos serios.
CAUSA Y EFECTO
Por José Antonio de la Vega Moreno