Ciudad de México. Hace treinta años Madonna lanzó una de las canciones más importantes de la escena musical, toda vez que creaba uno de los himnos emblemáticos de la comunidad LGBT+ principalmente, daba exposición a uno de los estilos dancísticos que despuntó a partir de la década de 1990, dejando la clandestinidad y el anonimato.
Compuesto por inspiración a su personaje en la cinta Dick Tracy, Madonna creaba Vogue, un tema con referencias a personajes de la cultura “pop”, en tanto que daba visibilidad a ocho bailarines que la acompañaron a lo largo de su gira Blond Ambition World Tour; Luis Camacho, Oliver Crumes, Slam, Jose Gutierez, Kevin A. Stea, Gabriel Trupin, y Carlton Wilborn.
Vogue, no era solo el nombre de poses inspiradas en las modelos de la revista homónima, para los bailarines, el voguing era un estilo de baile que imitaba las posturas rígidas y lineales de los jeroglíficos egipcios, en tanto que tenían su origen en los clubes nocturnos donde tenía su lugar la cultura ball, donde los asistentes combinaban un sinfín de disciplinas, entre las que se encontraban el baile, el canto y la sincronía de labios (lipsync).
Aquel inicio en la canción, provocaba a los bailarines mantener las posturas menos convencionales, en tanto que el sonido que emulaba los chasquidos con los dedos, los llevaba a romper sus posiciones y transitar entre una y otra; Madonna se hacía con la frase Strike a pose y la palabra Vogue, y el cuerpo de las personas respondía a la métrica y ritmo de la canción.
Por Redacción
Foto: Especial