Desde aquel uno de agosto de 2019 cuando Luis Miguel Barbosa Huerta rindiera protesta como gobernador del Estado de Puebla, el primer gobierno de izquierda en la historia de la entidad, -han trascurrido 365 días- mismos que en voz del ejecutivo han pasado con un esfuerzo basado en la honestidad y en la buena fe.
Un año donde el combate a la delincuencia se ha visto de manera clara.
Un año donde la corrupción ha sido atacada, ejemplo de ello, son los dos personajes clave en la administración del extinto gobernador, Rafael Moreno Valle, tanto su gatillero político Eukid Castañón y el inmerso en la compra de uniformes escolares un claro robo, asalto a las arcas, Oscar Chapa.
Un año donde el combate a la pobreza se ha llevado a cabo desde la propia Secretaría de Bienestar que ha trabajado de manera aceitada y acertada.
Un año donde se ha enfrentado a la inseguridad, donde se han desarticulado bandas de manera importante, dónde están encarcelados poco más de dos mil 500 delincuentes.
Con esto Luis Miguel Barbosa huerta ha mostrado su cero tolerancia a las diversas prácticas de corrupción e impunidad.
Aunque como cada administración, como cada gobierno tiene sus pros y sus contras.
La que encabeza Barbosa Huerta no es la excepción.
Las contras en el primer año de gobierno de MORENA en Puebla, son los diversos cambios de funcionarios públicos.
La diversidad de enroques en áreas como: Gobernación, Salud, Infraestructura, Función Pública, Seguridad, y Cultura en la última semana, no ayudan para nada a una consolidación de proyecto político administrativo.
Otro de los talones de “Aquiles” durante su primer año de gobierno, son las diversas líneas de enfrentamiento y divisiónque ha sostenido el propio gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta.
Una división que se ha visto clara y que perjudica el trabajo en equipo, es la que sostiene abiertamente con la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.
Otro fuerte frente que abriera y que no hay por dónde zurcir es con el gremio empresarial, aquellos que coloquialmente se puede decir, que ni los ve, ni los oye.
La mala relación que se abriera con el Rector de la Máxima casa de estudios de Puebla, Alfonso Esparza Ortiz. Incluso, se ha mandado toda la carne al asador a través de la Auditoria Superior del Estado para revisar y analizar el manejo de sus recursos.
Incluso, Barbosa Huerta lo ha llamado a Esparza Ortiz, una gente que no ha sido buena y no se ha comportado de manera correcta al frente de la BUAP.
Recordar que dio luz verde a incrementar el pasaje en el transporte público con la condición de la modernización del mismo, situación que no se ha presentado por parte de los permisionarios.
Y desde luego, la peor crisis económica, financiera, industrial, comercial, social y de salud que estamos enfrentando todos los mexicanos y que su gobierno lucha por pasar de la manera menos golpeada.
Así ha transcurrido un año de gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta.
A estas dos vertientes, a estos pros y contras, el segundo año tiene que venir mejor.
No estaría de más que el ejecutivo se encargara de ejecutar una reconciliación política, social, empresarial para que los años por venir, estemos comprometidos todos para ser mejores y hacer de Puebla una entidad prospera y de gran calidad para vivir.
O no.
CAUSA Y EFECTO
Por José Antonio de la Vega Moreno