Ha iniciado el ciclo escolar a distancia en todo el país, donde alumnos y maestros dependerán de la estrategia digital que la Secretaría de Educación Pública ha implementado para llevar las clases a millones de alumnos, a través de las televisoras y plataformas digitales como Zoom o Microsoft Teams; sin embargo, no todo es tan sencillo como suena, pues muchas personas que viven en condiciones de vulnerabilidad tendrán grandes dificultades ante la importante brecha digital que existe en el país.
Las condiciones no son las mismas para cada estudiante, pues mientras los más privilegiados contarán con uno o varios dispositivos electrónicos e internet, otros más desfavorecidos sólo tendrán la televisión abierta o la radio, mientras que los más desprotegidos estarán en el olvido, lo que afectará a su aprendizaje y oportunidades a largo plazo.
México vivirá un proceso de exclusión muy fuerte a través de la educación, el cual hundirá aún más a las poblaciones vulnerables, incrementando la desigualdad económica entre los pueblos originarios y las grandes urbes. Así, los pobres serán más pobres y aquella educación laica y gratuita que debería gozar el país dependerá del poder adquisitivo de las familias, de la posibilidad del pago de servicios y de la compra de equipos, por lo que quienes no puedan asumir estos gastos no tendrán acceso a la educación.
Ante la situación que vivimos, la educación ha quedado sujeta al mercado económico y al dinero invertido en servicios y equipamiento, inversión que no sólo las familias tendrán que realizar, sino también los docentes, por lo que esta educación a distancia realmente será para pocos.
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