Ante la reunión que sostuvo esta semana MORENA en el salón Country Club con los candidatos que participarán en las elecciones de este año, me quedan claras dos cosas: lo primero es que el poder del partido se encuentra en las manos de un pequeño grupo separado del gobierno del estado; la segunda es que los candidatos anunciados el día de ayer son los futuros operadores políticos en la elección a la gobernatura del 2024.
No es de extrañar que el senador de MORENA, Alejandro Armenta Mier, esté tan presente durante todo el proceso interno. Además, ya ha sido señalado por su intervención en las decisiones del partido, cosa que ha salido a desmentir, pero es innegable el poder que tiene al interior de sus filas.
Ante esta situación, no se puede descartar la teoría de que la designación de muchos de los candidatos forma parte del plan del senador Armenta para la operación política que va a necesitar en el 2024 con miras a alcanzar la gobernatura del estado. El inicio de esta operación se ve desde la designación de Claudia Rivera Vivanco como candidata a la alcaldía de Puebla y tiene todo el sentido del mundo.
Si lo pensamos bien, la candidatura de Claudia Rivera significa un alto riesgo para MORENA, ya que pone en peligro la continuidad del partido al frente del gobierno de la capital, sin embargo, la cercanía y el apoyo de Armenta con la hasta ahora candidata es clara, ¿acaso este apoyo es a sabiendas de que puede perder? Que, bueno, dicho sea de paso, de ganar Claudia Rivera la presidencia nuevamente, se fortalecería su imagen a tal grado de que, para el 2024, su perfil sería considerado para la gobernatura, pero si pierde pasará lo contrario, dejando de representar un posible contrincante en la interna para el senador, ahora sería únicamente un perfil menor que se sumaría a la operación política.
Ante este supuesto, la acción de eliminar perfiles competitivos para la gobernatura del 2024 también se refleja en el caso de Gabriel Biestro, quien, de haber quedado como candidato por la alcaldía de Puebla, sería el perfil más competitivo frente a Eduardo Rivera, incluso con posibilidad de ganarle, pero con ello su imagen sería impulsada para el 2024 como una posible opción para la gobernatura, por eso era la ficha más problemática para los planes del senador, además de su cercanía con el gobernador del estado y la competitividad que le representaría en el partido y el estado, por ello era necesario que no quedara como candidato.
Tal vez sea muy apresurado pensar en este panorama, pero ante los movimientos y perfiles escogidos como candidatos, así como su cercanía con el senador, es una posibilidad muy grande.
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