Si bien un tema difícil de abordar y de saber expresar es el de los feminicidios. Pareciera que en el siglo XXI y con el boom de las redes sociales, la lucha de los derechos humanos, las tecnologías de la información y las grandes campañas y movimientos, -principalmente los feministas-, casos de mujeres asesinadas, desaparecidas o violentadas podrían estar disminuyendo; pero tristemente no es así.
En la vida cotidiana nuestras amigas, conocidas, hermanas, madres, abuelas, llevan un “cuídate” para otra mujer, una pequeña instrucción y consejo cubierta del recuerdo de trágicas e injustas pérdidas, de dolor, de lágrimas y de sangre.
Si bien la mayoría de los casos de feminicidios son a causa de los hombres, en el estado de Puebla no se ha logrado disminuir las cifras a pesar de existir una alerta de género en 50 municipios, además de una Fiscalía de Género.
En lo que ha trascurrido del 2020, en el estado de Puebla se han registrado 76 feminicidios, cifra que continúa siendo alarmante y lo posiciona como uno de los estados con mayor número de feminicidios a nivel federal, -lugar que por cierto ha ocupado durante varios años-, representando así el riesgo inherente de ser mujer en el estado.
Ante esto no hay que olvidar que las protestas feministas realizadas en marzo bajo la consigna “Ni una menos” dejó a muchas de sus participantes sin voz, dicho grito simbolizaba la desesperación, ira, inconformidad y principalmente el reclamo de justicia para las autoridades. Así el caso de la joven Michelle Vera de 19 años queda registrado como un nombre más en la lista de aquellas mujeres que por el simple hecho de serlo vivieron en carne propia lo que es el no poder volver a casa. A raíz de esta tragedia, decenas de mujeres se han manifestado exigiendo justicia como la que un día pedía Michelle en voz de las que ya no están con frases como: “Si mañana soy yo, si mañana no vuelvo, destrúyelo todo. Si mañana me toca a mí, quiero ser la última”.
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