Justo el uno de julio de este año escribí un análisis de lo que le interesa al gobernador del estado, Luis Miguel Barbosa Huerta, para cerrar su quinquenio de manera importante.
Pasan los días, semanas, meses y la percepción de que al ejecutivo le interesa triunfar en las urnas es un solo objetivo no cambia.
Ese blanco es apoderarse de la mayoría del Congreso del Estado en las urnas en las elecciones del 2021.
Eso bien vale sacrificar la capital poblana.
De no ser así, Luis Miguel Barbosa Huerta no tendría la mínima posibilidad de plasmar su plan de gobierno, su toque, su esencia, su compromiso de demostrar que es diferente a los que le antecedieron en el cargo.
Al final de su mandato, el morenista tiene que salir por la puerta grande mencionando que cumplió con el encargo.
Ese uno julio daba ejemplos de cómo se sacrificó y con quiénes la presidencia municipal de Puebla por parte de los ex gobernadores.
Manuel Bartlett Díaz sacrificó a Germán Sierra Sánchez.
Melquiades Morales Flores sacrificó a Carlos Alberto Julián y Nacer.
Mario Marín Torres a Mario Montero Serrano.
Qué relación tenía estos personajes de las tres duplas, eran amigos y aun así fueron al caldero de los sacrificios para obtener los ex gobernadores mayoría en el Congreso.
La pregunta y la zozobra está en el aire.
A quién sacrificará el Gobernador del Estado para intercambiar la capital por la mayoría del congreso a Gabriel Biestro o permitirá que se estrelle Claudia Rivera.
Conste, sólo es política ficción.
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La Secretaría de Movilidad y Trasporte en la mira.
A casi un año de que la Secretaría de Movilidad y Transporte se doblara ante el interés de líderes transportistas como el morenovallista Arturo Loyola González, la modernización, los botones de pánico, las cámaras de vigilancia en las unidades del transporte público no llegan, ni se ven por ningún lado.
Frete a la sociedad y ante los usuarios existe un responsable de que las unidades del servicio público no sean dignas de los 8 pesos con cincuenta centavos que se cobran; ese es ni más ni menos que el Secretario Guillermo Aréchiga Santamaría.
Que de borrador y gis en la mano pasó a político y ha administrar una enorme cantidad de rutas de camiones, microbuses, combis, taxis, moto-taxis, y que no ha podido con el paquete –aunque digan lo contrario-.
La descomposición y la mediocridad del transporte público se la deben los poblanos a Aréchiga Santamaría.
De la protección a unidades pirata a moto-taxis y de la nula exigencia de la modernización y transporte en el estado.
Triste y pobre servicio público, tan lejos de Dios y tan cerca de Guillermo Aréchiga Santamaría.
CAUSA Y EFECTO
Por José Antonio de la Vega Moreno